Por: Francisco Javier Carrión Viramontes
En los últimos años, el uso de tecnologías para el monitoreo permanente de grandes estructuras, tales como edificios, puentes, túneles, presas, plataformas marinas y, en general, de obras de infraestructura importantes o estratégicamente críticas, es cada vez más común y se favorece ante la amplia gama de tecnologías disponibles. Estas prácticas no obedecen a una postura esnob o alardes de tecnología de las instituciones encargadas del mantenimiento de las mismas, sino más bien al hecho de que cada vez más se demuestran los beneficios y utilidad que se obtienen de éstas. Al igual que un reloj inteligente permite que una persona de seguimiento a sus actividades diarias y monitorear su rendimiento físico para mejorar su salud, el monitoreo de estructuras proporciona la información necesaria para que los ingenieros evalúen el desempeño estructural, identifiquen anomalías y prevengan que éstas lleguen a una condición crítica o riesgosa.
Con esta misma motivación, el Instituto Mexicano del Transporte de la SCT ha desarrollado el Centro de Monitoreo de Puentes y Estructuras Inteligentes para monitorear estructuras esenciales en la red de transporte terrestre de México, donde investigadores mexicanos desarrollan e investigan tecnologías de monitoreo, desde la integración de sistemas de medición basados en tecnologías con sensores de fibra óptica, instrumentación electrónica WiFi o la utilización de tecnologías por imágenes satelitales o con drones, hasta el diseño y programación de algoritmos para el análisis de la información del monitoreo y la interpretación de la misma para detección de daño y prognosis estructural, todo ello en colaboración sinérgica con universidades y centros de investigación.
Actualmente, se monitorean de forma permanente los puentes atirantados Mezcala, en el estado de Guerrero, y Río Papaloapan, en el estado de Veracruz; este último es uno que ha presentado fallas estructurales y mediante el monitoreo estructural se evalúa su comportamiento y salvaguarda su integridad estructural, en beneficio de los usuarios y la funcionalidad de la autopista. Otro caso es el puente El Carrizo, en la autopista Mazatlán-Durango, el cual se monitorea en forma periódica a partir de que fue rehabilitado ante el severo daño causado por el accidente de un tracto-camión doble remolque que transportaba diésel. Es importante destacar que este mismo puente fue instrumentado y monitoreado durante toda la etapa de reparación en la cual estuvo operando con tránsito restringido y era necesario garantizar su seguridad estructural. Existen varias estructuras que son estratégicas y que se deben considerar para monitoreo permanente, entre las cuales están: el puente Baluarte y el túnel El Sinaloense en la autopista Mazatlán-Durango, Puente Quetzalapa en la autopista Cuernavaca-Acapulco, los puentes El Zacatal y La Unidad que comunican a Isla del Carmen, el Dovalí Jaime en Coatzacoalcos, el puente Tampico en Veracruz o el puente Frontera en el estado de Tabasco, el cual cuenta con un sistema de monitoreo que operó por un año; así como, algunas laderas y taludes que, por su inestabilidad estructural, es necesario que cuenten con sistemas de monitoreo y alarma para prevenir accidentes fatales.
La experiencia que ha logrado la SCT por más de 8 años de monitoreo permite afirmar que los beneficios del monitoreo justifican la inversión necesaria para éste y si se planea desde el inicio de la vida útil de las estructuras, representa alrededor del 1% del costo total de inversión, cuando el beneficio es mayor al prevenir cierres de carreteras por largos periodos, optimizar las estrategias y gastos de mantenimiento y, ante todo, garantizar la seguridad de los usuarios, que es el mayor beneficio que podamos considerar.
Subcomité de Carreteras.